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    Horizonte de sucesos | Interstellar, de Christopher Nolan

    Crítica | Clouds in the Night

    La segunda mitad del planisferio

    Crónica de la séptima jornada de la 52ª edición del Festival de Gijón.

    La presencia de Vivian Qu marcó el arranque del día, con el pase de prensa de su debut como directora, Trap Street. No obstante, Qu llegaba con sus credenciales como productora de la ganadora del Oso de Oro del último Festival de Berlín, Black Coal Thin Ice, y por eso había bastante expectación y esperanzas puestas en su debut como realizadora, con el que pretende hacer una crítica a la vigilancia a la que estamos sometidos en las sociedad actuales y muy particularmente en la china, donde estos sistemas de vigilancia ya están normalizados. Trap Street compite en la Sección Oficial del festival. Al igual que la coproducción El 5 de Talleres, de Adrián Biniez, una comedia sobre la vida después del fútbol, la religión incondicional de las masas. Una propuesta, en un principio, a tener en cuenta buscando sobre todo el porcentaje de crítica que podría encontrarse en ella. En realidad acaba siendo más bien la historia de una crisis de edad en clave de comedia. Fuera de competición y en la Sección Convergencias se proyectaba la película tailandesa Concrete Clouds, de Lee Chatamatikool, su primer largometraje tras una valorada carrera como editor de montaje, donde aborda una historia a cuatro bandas sobre la pérdida y la soledad. Una cinta de corte muy intimista y existencial.

    Trap Street

    Trap Street (Shuiyin jie, Vivian Qu, China, 2013)

    Li Qiuming trabaja como topógrafo para una empresa, manteniendo actualizados los planos de la ciudad. Un día tiene un encuentro casual con una joven por la que queda fascinado y vuelve a la calle donde la vio para buscarla. Precisamente, esa calle no aparece en los mapas y nunca queda registrada. La investigación que Li inicia por su cuenta sobre esa calle es lo que le hará verse envuelto en problemas. Partiendo de este argumento que sobre papel resulta interesante, Qu desarrolla una historia que queda deslavazada, sin profundizar en las dos vertientes que abre. Por un lado, el relato que podríamos enmarcar como comedia romántica entre sus protagonistas, que en realidad queda en simple amago mojigato, carente de fuerza interpretativa o de química alguna. Resulta torpe y poco creíble. Y por otro, el intento también de crear una línea de suspense con respecto a la investigación que inicia Li sobre la calle que no aparece en los mapas. Ninguna de las dos tramas arrancan o tienen el ritmo adecuado, que se vuelve soporífero, difícil de seguir o incluso de entender. No hay conclusiones, ni pistas ni alicientes para el espectador. Con el motor de estas dos tramas encendidas el protagonista comienza un proceso de paranoia personal sobre el hecho de ser visto, escuchado, vigilado o perseguido. Si existe una crítica a la vigilancia excesiva en las sociedad actuales tampoco la encontramos, y desde luego no se transmite esa sensación de desasosiego o ahogo que pudiera producir dicha situación. Tal vez debido a la falta de carga dramática en los actores pero, sobre todo, por la falta de profundidad y motivación en ambos ejes narrativos. Ni con un atlas saldría indemne Qu. | ★★★ |

    In meteorology, a cloud is a visible mass of liquid droplets or frozen crystals made of water or various chemicals suspended in the atmosphere above the surface of a planetary body.[1] These suspended particles are also known as aerosols and are studied in the cloud physics branch of meteorology. Terrestrial cloud formation is the result of air in Earth's atmosphere becoming saturated due to either or both of two processes: cooling of the air and adding water vapor. With sufficient saturation, precipitation will fall to the surface; an exception is virga, which evaporates before reaching the surface. Clouds in the troposphere, the atmospheric layer closest to Earth's surface, have Latin names due to the universal adaptation of Luke Howard's nomenclature. It was introduced in December 1802 and became the basis of a modern international system that classifies these tropospheric aerosols into several physical forms, then cross-classifies them as low-, middle- and high-étage according to cloud-base altitude range above Earth's surface. Clouds with significant vertical extent occupying more than one étage are often considered a distinct group or sub-group. One physical form shows free-convective upward growth into low or vertical heaps of cumulus (cumuliform). Other forms appear as non-convective layered sheets like low stratus (stratiform), and as limited-convective rolls or ripples as with stratocumulus (stratocumuliform). Both of these layered forms have middle- and high-étage variants identified respectively by the prefixes alto- and cirro-. Thin fibrous wisps of cirrus are a physical form found only at high altitudes of the troposphere (cirriform). In the case of clouds with vertical extent, prefixes are used whenever necessary to express variations or complexities in their physical structures. These include cumulo- for complex highly convective vertical nimbus storm clouds (cumulonimbiform), and nimbo- for thick stratiform layers with sufficient vertical depth to produce moderate to heavy precipitation. This process of cross-classification produces ten basic genus-types or genera, most of which can be subdivided into species and varieties. Synoptic surface weather observations use code numbers to record and report any type of tropospheric cloud visible at scheduled observation times based on its height and physical appearance. While a majority of clouds form in Earth's troposphere, there are occasions when they can be observed at much higher altitudes in the stratosphere and mesosphere. Clouds that form above the troposphere have common names for their main types, but are sub-classified alpha-numerically rather than with the elaborate system of Latin names given to cloud types in the troposphere. These three main atmospheric layers that can produce clouds, along with the lowest part of the cloudless thermosphere, are collectively known as the homosphere. Above this lies the heterosphere (which includes the rest of the thermosphere and the exosphere) that marks the transition to outer space. Clouds have been observed on other planets and moons within the Solar System, but, due to their different temperature characteristics, they are often composed of other substances such as methane, ammonia, and sulfuric acid as well as water.

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